La Cachila
Ceñida en su traje pardo,
al andar amaga el vuelo,
casi siempre contra un cardo,
-al norte- anida en el suelo.
Ahora sube la cachila
y es apenas un puntito...
que sobre el nido destila,
gota a gota, su cantito.
Y el mismo trino repite
como un tiritar sonoro
que, en la mañana de oro,
parece que se derrite.
Suspensa en porfiado vuelo,
un puntito es la cachila:
corazón que bajo el cielo
sin cesar canta y vigila.
Y al devanar sobre el nido
el hilo de su cancióm,
por él mantiene prendido
el nido a su corazón.
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